Parte III: La esperanza perdida.

Esa emoción tan grande mezclada con tantos sentimientos distintos se había desvanecido, pero no todo, quedaba algo; muy poca esperanza en un rincón muy profundo dentro de mi. Quizás a lo largo de las horas; del tiempo esa alegría se despertaría de nuevo.
Hubo un momento en que ya no quedaba esperanza alguna, estaba tan lejos que era imposible alcanzarla, el tiempo ya no era mucho, pero se pasaba muy lento. Quería irme de ese lugar, en el que hacía tiempo atrás quería estar, volver a mi hogar era lo único que quería, en aquel momento.
No habíamos hablado desde que había llegado a ese lugar, solo algunas miradas que el que las hubiera visto habría pensado millones de cosas. No eran claras y significaban muchas cosas a la vez. Ya nada quedaba, ni esperanza, ni alegría para pasar un rato más en ese ambiente tan extraño, solo quedaba mi corazón lleno de rasguños y roturas por donde se escapo la esperanza, la fuerza y la alegría que me pueden salvar en este momento.